19*. Debe obtenerse conocimiento con respecto a cómo comer, beber y vestirse como para preservar la salud. La enfermedad es causada por la violación de las leyes de la salud; es el resultado de infringir las leyes de la naturaleza.
Nuestro primer deber, un deber que tenemos para con Dios, hacia nosotros mismos y con nuestros semejantes, es obedecer las leyes de Dios, que incluyen las leyes de la salud. Si estamos enfermos, imponemos una carga cansadora a nuestros amigos y nos descalificamos para cumplir nuestros deberes hacia la familia y los vecinos.
Y
cuando la muerte prematura es el resultado de nuestra violación de la ley
natural, acarreamos dolor y sufrimiento a los demás; privamos a nuestros
vecinos de la ayuda que debiéramos darles mientras vivimos; despojamos a
nuestras familias del bienestar y la ayuda que debiéramos darles, y privamos a
Dios del servicio que él reclama de nosotros para hacer progresar su gloria.
¿No somos, pues, transgresores de la ley de Dios y en el peor sentido?
Pero Dios es muy piadoso, bondadoso y tierno, y cuando la luz les llega a los que han perjudicado su salud por complacencias pecaminosas, y ellos se convencen de pecado, 24 y se arrepienten y buscan el perdón, él acepta la pobre ofrenda que le presentan y los recibe.
¡Oh, cuán tierna es la misericordia que él manifiesta al no rechazar lo que queda de la vida, de la cual ha abusado el sufriente y arrepentido pecador! En su bondadosa misericordia, salva a estas almas, como si fuera por fuego.
¡Pero cuán inferior y despreciable sacrificio, en el mejor
de los casos, es éste para ofrecer a un Dios puro y santo!
Las facultades nobles han sido paralizadas por hábitos erróneos de pecaminosa complacencia. Las aspiraciones están pervertidas, y el alma y el cuerpo desfigurados. CRA/EGW/MHP
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